miércoles, 15 de mayo de 2013

Taller cooperativo de comunicación literaria


Esta actividad consistía en prepararse una estrategia (lectura, cuentacuentos o narración con libro) con un libro infantil o un texto literario elegido por nosotras, para después compartirla con nuestras compañeras en grupos de tres y servirles de ejemplo, ya que, cada una del grupo disponía de una estrategia diferente.

Yo escogí la estrategia de lectura porque, sinceramente, me parecía la estrategia más sencilla y la que menos tiempo llevaba prepararla, ya que, en ese momento, estaba bastante ocupada y no disponía del tiempo suficiente para dedicarle mucho tiempo  a su preparación.

Para realizar esta estrategia, escogí el libro de Por cuatro esquinitas de nada, de Jerome Ruillier, ya que fue un libro que, durante mi periodo de prácticas, la profesora leyó a los niños, y el cual me gustó mucho, ya que trataba de la diversidad, explicada de un modo que es perfectamente entendible por los niños.

Para preparar mi estrategia, lo primero que hice fue leérmelo  un par de veces para ver cómo eran las frases y las imágenes que aparecían. Posteriormente, me lo volví a leer, pero esta vez pensando en la entonación que le iba a poner a cada una de las frases al leerla.

Una vez que ya sabía más o menos la entonación que iba a utilizar y creía que ya estaba preparada para leerlo, decidí leérselo a mi hermana, lo cual no me sirvió de mucho, ya que me dijo que lo había hecho bien pero no me dio ningún argumento acerca de ello. Por lo tanto, decidí leerlo para mí misma, poniendo la entonación que creía adecuada en cada frase, y pasando las páginas igual que lo haría en clase, para asegurarme de que estaba realmente preparada para leerlo.

En clase, cuando lo leí, noté bastante la diferencia a como me había salido en casa al leérselo a mi hermana, pues los nervios hicieron que me saliese peor a como lo había preparado.

En total en clase lo leí tres veces. La primera vez que lo leí, mis compañeras me dijeron que le pusiera más alegría al leerlo y que enseñara más el cuento para que se pudieran ver más las imágenes. También me dijeron que elevara el tono de voz, ya que lo había leído algo bajito.

Teniendo en cuenta lo que me habían dicho la primera vez, se lo leí otra vez a otras tres compañeras. Esta vez, lo que me dijeron fue que lo había hecho bien, pero que tenía que señalar más los dibujos y pasar las páginas más despacio, para que pudieran ver las imágenes más tiempo.

Entonces, teniendo en cuenta lo que me habían dicho en las dos ocasiones anteriores, lo leí una última vez, en la que me dijeron que la forma en la que ponía el libro era adecuada para que todas pudieran ver las imágenes, pero que le tenía que poner más énfasis y más entonación al leerlo.

Por lo tanto, considero que mi evolución ha sido positiva, ya que cada vez me han ido diciendo menos cosas que tenía que mejorar, y además, a cada vez que lo leía estaba menos nerviosa, lo que también facilitaba la realización de la estrategia.

Si esta lectura, la hubiese realizado con niños, antes de leerlo, les enseñaría la portada y les preguntaría que de que creían que iba a ir el cuento o que qué creían que iba a pasar en él.  Durante la lectura, lo que haría sería ponerle más entonación e intentar captar la atención de los niños con ella. Y, por último, una vez finalizada la lectura, les preguntaría a los niños que si les ha gustado el libro, comentando con ellos la historia del mismo. También hablaría con ellos acerca de las imágenes que aparecen en él y si sabían o saben cómo se llamaba cada una de ellas.

Por último, una vez finalizada esta actividad en clase, puedo llegar a la conclusión de que, no solo para leerle un cuento a los niños, sino también para narrárselo o para hacerles un cuentacuentos, hay que dedicarle tiempo para prepararlo, ya que hay que tener en cuenta varios aspectos, como la entonación o la posición del libro mientras se lee o se cuenta, además de lo que se haría antes y después de la lectura, la narración o el cuentacuentos.

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